Como muchos inmigrantes en el sur de Europa, el nigeriano estaba vendiendo productos en la calle el viernes por la tarde cuando de repente fue perseguido, derribado y golpeado repetidamente. Su atacante también tomó su teléfono celular.
El accidente ocurrió a plena luz del día en medio de una concurrida calle comercial del centro de la ciudad costera. Las imágenes del ataque circulan en línea, donde se pueden escuchar voces de fondo que piden que se detenga el ataque.
El hecho de que nadie interviniera durante el ataque conmocionó a muchos italianos. Algunos creen que el contexto habría sido diferente si la víctima hubiera sido blanca. Según la policía, no hay indicios de que se tratara de un ataque racista. La víctima supuestamente le exigió dinero a su atacante, lo que provocó una reacción violenta de este último.
El distrito de Marche, donde ocurrieron los hechos, planea presentar un caso civil en caso de juicio.