El artista estadounidense Richard Serra estuvo a punto de dejar su huella en Vigo en el año 2001, cuando el entonces concejal de cultura Carlos González Príncipe inició negociaciones para traer una escultura suya a la ciudad. La propuesta, enmarcada en la creación del Museo de Arte Contemporánea de Vigo (MARCO), tenía un presupuesto estimado entre los tres y los cinco millones de euros.

Serra, conocido como el «poeta del acero» por su uso característico de este material en sus obras, ya había dejado su marca en España dos años antes con una pieza en el Museo Guggenheim de Bilbao. Sin embargo, los cambios en el Partido Socialista Obrero Español a nivel nacional frustraron el proyecto en Vigo.

Carlos González Príncipe, que también había trabajado en un proyecto para un museo de esculturas al aire libre en la ciudad gallega, tenía como socio transfronterizo al Museo Serralves de Oporto. A pesar de sus esfuerzos, el ex concejal abandonó la política después de no ser candidato en las elecciones municipales del 2004.

A pesar de no haberse concretado la colaboración con Richard Serra, el MARCO sigue siendo un referente de arte contemporáneo en Vigo, atrayendo a visitantes de todo el mundo. La historia del fallido intento de traer una obra del renombrado escultor estadounidense a la ciudad es parte del legado cultural de Vigo, recordando la ambición artística que una vez estuvo a punto de materializarse.