Este año, los chilenos conmemoran el 50 aniversario del golpe de Estado de Augusto Pinochet, que tuvo lugar el 11 de septiembre de 1973. Como es tradición, en vísperas de esta fecha, se han llevado a cabo concentraciones, homenajes y minutos de silencio en recuerdo de las víctimas.

Sin embargo, este año los rituales comenzaron antes de lo habitual, debido a la importancia del aniversario. El gobierno de Gabriel Boric, en un intento por promover la reconciliación y el respeto a la democracia, convocó a los partidos políticos a firmar un compromiso. Lamentablemente, la derecha y el Partido Republicano rechazaron la oferta, generando aún más división en el país.

Es preocupante ver cómo, después de 50 años, sigue existiendo negacionismo y justificación del golpe de Estado. Según una encuesta, el 36% de los chilenos cree que los militares hicieron bien al tomar el poder en 1973. Este dato refleja una falta de comprensión sobre los graves abusos de derechos humanos y la represión que vivió el país durante la dictadura de Pinochet.

El proceso constituyente, que busca redactar una nueva Constitución para Chile, ha polarizado aún más a la sociedad. Además, ha fortalecido a grupos de extrema derecha, que han encontrado un espacio para promover su ideología antidemocrática.

Uno de los problemas más grandes en el proceso de justicia transicional ha sido la impunidad y el enriquecimiento ilícito de la familia Pinochet. A pesar de los avances en algunos casos emblemáticos, como el de Víctor Jara, aún queda mucho por hacer para garantizar verdad, justicia, reparación e indemnización a todas las víctimas.

Es necesario que se intensifiquen los esfuerzos para acabar con el negacionismo y fortalecer la cultura de los derechos humanos en Chile. La memoria y la justicia son fundamentales para construir una sociedad fuerte y democrática, donde no se repitan los errores del pasado.

En este 50 aniversario del golpe de Estado de Pinochet, es momento de reflexionar sobre el pasado y trabajar juntos para construir un futuro en el que los horrores de la dictadura nunca vuelvan a repetirse. La tarea no es fácil, pero es imprescindible para el bienestar y la paz de todos los chilenos.