Francia gana su tercer título mundial de balonmano femenino con una destacada actuación en la final contra Noruega. El equipo francés demostró su poderío ofensivo en la primera mitad, anotando 20 goles y dominando el marcador con un parcial de 20-17 a favor de las galas.

El partido fue intenso desde el inicio, con ataques rápidos y eficaces por parte de ambos equipos. Francia logró imponer su ritmo y aprovechar las oportunidades de gol, especialmente gracias a la actuación de Grandveau en ataque.

Noruega, por su parte, no se quedó atrás y mantuvo la intensidad en su juego. Con Mork, Reistad y Oftedal como principales protagonistas en la primera línea de ataque, las noruegas lograron acercarse a solo un gol de diferencia en la segunda mitad.

Sin embargo, la solidez defensiva de Francia, liderada por Sako en la portería, impidió que Noruega igualara el marcador. El equipo francés logró mantener la ventaja y aseguró la victoria, convirtiéndose en las campeonas mundiales y olímpicas actuales.

El partido fue una muestra de calidad y emoción, con los primeros 30 minutos siendo históricos. Ambos equipos mostraron un gran nivel de juego y superaron a las defensas rivales.

Con esta victoria, Francia consolida su estatus como una de las potencias del balonmano femenino y deja en claro su dominio en la competencia internacional. El equipo francés demostró su calidad y perseverancia a lo largo del torneo, y se lleva a casa el merecido título.

Aunque Noruega no logró llevarse el título, su actuación en el partido final deja en claro el talento de sus jugadoras. El equipo noruego demostró fortaleza y determinación, y se mantuvo en la pelea hasta el final.

En resumen, el partido entre Noruega y Francia fue emocionante y lleno de acción. Francia con su eficacia ofensiva en la primera mitad y su sólida defensa en la segunda se lleva la victoria y el título mundial.