El fabricante de aviones estadounidense tendrá que examinar 143 aviones Boeing 737 «clásicos» de vieja generación construidos entre los años ochenta y noventa.
La Autoridad Reguladora de Aviación de los Estados Unidos (FAA) ha pedido a Boeing que verifique un problema de cable que puede no ser detectado por la computadora de las bombas automatizadas que manejan la propulsión de la aeronave. Según la Administración Federal de Aviación, esto podría «resultar en una pérdida de control de la aeronave».
Un informe preliminar de la Agencia de Seguridad del Transporte de Indonesia publicado en febrero dijo que un Boeing 737-500 de Sriwijaya, que se estrelló frente a la costa de Indonesia el 9 de enero, se estrelló unos minutos después de despegar de Yakarta, matando a 62 personas. Una «anomalía» de estas mangueras robóticas. Incluso si la investigación del accidente en curso desde entonces muestra que es «extremadamente improbable que el accidente haya sido causado por un mal funcionamiento subyacente de este cable», según la Administración Federal de Aviación, no obstante considera que esta inspección «necesaria para remediar este peligro».
El 737 MAX debería volar pronto
Sin embargo, este examen no concierne a los aviones Boeing 737 de generaciones posteriores, ni al 737 MAX, cuyos prototipos se congelaron durante veinte meses después de dos accidentes mortales.
En este último tipo de aeronaves que enfrenta múltiples contratiempos, en abril la Administración Federal de Aviación obligó a 16 empresas que operaban el 737 MAX a dejar de volar debido a un problema eléctrico. En este archivo, Boeing acaba de recibir luz verde de la Administración Federal de Aviación (FAA) para volar estos aviones. «Después de obtener las aprobaciones finales de la Administración Federal de Aviación, hemos emitido boletines de servicio para la flota afectada», dijo Boeing, indicando que sería posible reanudar nuevas entregas. 400 aviones esperan su entrega, según Greg Smith, director financiero de Boeing.
Para recuperarse, y mientras Airbus comienza a salir de la crisis, el fabricante de aviones estadounidense apuesta precisamente por la devolución de los envíos de 737 MAX. En el primer trimestre, Boeing registró una pérdida neta de $ 516 millones, más de tres veces en comparación con el primer trimestre de 2020 ($ 1.7 mil millones).