El cristiano evangélico de 57 años, que pone su fe en el centro de su carrera política, no ha ocultado sus ambiciones presidenciales en los últimos meses.

Tras su reelección al Congreso en noviembre, recordó a su abuelo, quien votó por Barack Obama. «¡Ojalá hubiera vivido lo suficiente para ver a otro presidente de color y esta vez fuera un republicano!».

Tim Scott puso a este abuelo, que trabajaba en los campos de algodón, en el centro de la historia de su familia y dio testimonio de la discriminación que experimentó como afroamericano. Pero sostiene que «Estados Unidos no es racista» y que Estados Unidos es «un país de oportunidades, no un país de opresión».

Tiene valores conservadores en torno al aborto o la responsabilidad individual, y pretende diferenciarse del expresidente Donald Trump, favorito en las primarias republicanas, con un mensaje optimista. «Las familias estadounidenses esperan esperanza. Necesitamos fe. Fe en Dios, en nosotros mismos, en Estados Unidos», tuiteó antes de su lanzamiento.

En un partido todavía dominado por los blancos, sus posibilidades de ganar parecen, a estas alturas, muy limitadas, con un 2% de intención de voto frente al 56% de Donald Trump, según los últimos sondeos de opinión.

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien se espera que se declare a mediados de la próxima semana, tiene su límite en el 20 %, y la exembajadora ante la ONU, Nikki Haley, en el 4,3 %.