55,2 millones de personas padecen la enfermedad de Alzheimer, según la Organización Mundial de la Salud. Una cifra que se espera alcance los 139 millones en 2050. Un estudio reciente atribuye el aumento de los llamados casos tempranos al mayor uso de los smartphones.
Publicado en la revista científica «Investigación actual sobre el Alzheimer»Esta investigación establece un vínculo entre el desarrollo de casos tempranos de la enfermedad de Alzheimer y la exposición excesiva a las ondas electromagnéticas de los teléfonos celulares y las redes Wi-Fi.
Se ha aceptado generalmente durante casi un cuarto de siglo que la enfermedad de Alzheimer resulta de la acumulación excesiva de calcio en el cerebro. En concreto, un exceso de calcio intracelular puede conducir a la enfermedad de Alzheimer. El estudio sugiere que los campos electromagnéticos generados electrónicamente (CEM) pueden contribuir a la acumulación de este calcio. Estos campos electromagnéticos provienen de dispositivos como los teléfonos celulares.
Los científicos coinciden en que la enfermedad de Alzheimer es causada por una acumulación excesiva de calcio en el cerebro
[TIMOTHY RITTMAN / UNIVERSITY OF CAMBRIDGE / AFP]
Si bien durante mucho tiempo ha habido dudas sobre los efectos nocivos de los teléfonos celulares en nuestro cuerpo, especialmente en el cerebro, ningún estudio ha podido citar la exposición a objetos conectados entre las causas de la enfermedad de Alzheimer.
Los científicos han podido establecer el vínculo entre los diagnósticos «precoces» en personas de 30 a 40 años y la exposición a campos electromagnéticos pulsados, generados electrónicamente por nuestros teléfonos celulares. Otra observación del estudio es que la edad de aparición de la enfermedad de Alzheimer ha disminuido en los últimos 20 años, desde entonces, cuando aumentó la exposición a los campos electromagnéticos de las comunicaciones inalámbricas.
De confirmarse este hallazgo, significaría que el número de casos de alzhéimer podría duplicarse en 25 años, mientras nuestra generación, más expuesta a las olas, envejece.